martes, 28 de abril de 2009

La curva de la muerte

Curva de la muerte

Más accidentes, ninguna solución

Hace varios años que la curva de la Av. Hipólito Yrigoyen al 14000, también llamada “curva de la muerte”, no se cansa de generar accidentes y víctimas fatales, principalmente por su mal trazado y el estado de abandono general de la zona. Los gobiernos pasan, pero las soluciones siguen sin aparecer.

Irresponsabilidad. Pareciera que todo lo malo que ocurre en la Argentina involucra una alta cuota de irresponsabilidad. Desde el terrateniente que prende fuego sus campos sin importarle otra cosa que llenarse los bolsillos de plata hasta la imprudencia del tránsito (conductores- peatones-gobierno) que posiciona al país entre los primeros del mundo en cantidad de accidentes y víctimas fatales por año.

Irresponsabilidad. Del que maneja a cualquier velocidad, del que no respeta las señales de tránsito, del que cruza sin mirar y lo que es más grave aún, de las obras y medidas mal ejecutadas por las autoridades, que en lugar de prevenir siniestros, los incrementan.

En el partido de Alte. Brown, la irresponsabilidad cuenta con un testigo de privilegio. Seguramente el “monolito” que el Rotary Club construyó para homenajear el centenario de la fundación de Burzaco en 1965, no hubiese imaginado que iba a presenciar tanto accidente y muerte.

Tampoco hubiese pensado que en una zona tan peligrosa para transitar como lo es la Av. Hipólito Yrigoyen al 14000, también apodada “la curva de la muerte”, donde confluyen cuatro manos de circulación, el abandono por parte de las autoridades de turno fuese tan evidente. La falta de señalización adecuada, de sendas peatonales y semáforos en las esquinas (donde la gente cruza como puede), veredas rotas, mala iluminación y la frutilla del postre: la permisividad con las picadas que son vox populi y se corren todos los domingos a la medianoche, son apenas algunos puntos a considerar por quienes deben garantizar la seguridad vial de los habitantes del partido de Almirante Brown.

El mal diseño y trazado de la curva es responsable de los frecuentes accidentes que ocurren en el lugar. Según testimonios de los propios vecinos “cada tanto muere alguien que intenta cruzar la avenida”. Y esto se atribuye principalmente a la falta de semáforos en las esquinas de las calles España o Dardo Rocha.

La curva presenta dos problemas. Contrariamente a lo que ocurre con cualquier otra, esta curva empieza abierta y se cierra, al tiempo que los restantes autos también se terminan cerrando entre sí. Y si el conductor la transita por primera vez, descubre esta dificultad una vez dentro de la misma. No tiene manera de anticiparse.

El otro grave problema involucra al peralte. El peralte es la pendiente transversal que en las curvas se da a la plataforma de una autopista o avenida, a fin de compensar la inercia del automóvil, contrarrestando de este modo la fuerza centrífuga que impele al vehículo hacia el exterior. En el caso de la “curva de la muerte”, el peralte está al revés. Y el peligro se potencia más los días de lluvia.

“Cada dos por tres saco los pedazos de cordón que quedan en el medio de la calle, a raíz de los accidentes que se producen por el brusco giro que esta curva te obliga a hacer cuando manejás”, explica Rául, diarero de la zona, que agrega asombrado “hace un tiempo, un 608 terminó abrazado a una columna cercana a una panadería; las ruedas quedaron mirando para la rotonda de Burzaco, la trompa del auto quedó en dirección a la panadería y el techo, como yendo hacia Adrogué”.

“Una de las soluciones podría ser la de colocar lo que comúnmente se llama “pasos de cebra” que tienen un agarre especial y se encuentran en los caminos peligrosos”, sostiene Raùl. Sin embargo, y pese a la triste estadística que revela 22 muertes diarias por accidentes de tránsito en todo el país, nadie parece querer tomar cartas en el asunto. Una vez más.

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