martes, 28 de abril de 2009

Justicia por Rodrigo

Justicia por Rodrigo

El pasado 27 de agosto a la 1.30 de la madrugada en Aristóbulo del Valle y Manzanares, Rodrigo Javier Martínez Aranda estaba reunido con un grupo aproximado de 11 amigos. Súbitamente y al grito de “alto guachines, empiecen a correr”, unas 6 personas distribuidas en dos autos empezaron a los tiros. Cuatro de ellos (efectuaron alrededor de 25 disparos) provenientes de un arma de 9 mm impactaron en Rodrigo: 2 en sus piernas y los restantes en el estómago, ocasionándole la muerte.

En diálogo con “El Changuito”, los padres del joven, Cristina y Javier contaron que los agresores hicieron una primera pasada en un solo vehículo antes de la balacera para identificar a alguna persona. En esa primera “ronda”, Rodrigo no se encontraba en el lugar del incidente. Llegó 5 o 10 minutos antes del ataque porque había tenido una cena en el club San Martín de Burzaco, del cual era simpatizante. “Estaban buscando a alguien que había estado en esa esquina, pero que luego se fue, por lo que comentan los chicos”, explicó la madre de Rodrigo. Según Javier, los ocupantes de los autos “habían tenido una pelea antiguamente en un boliche con alguno de los chicos. Estaban con bronca y los vinieron a buscar”. Lo concreto es que se trató de un asesinato premeditado. Luego, y de acuerdo a lo establecido en la causa, los asesinos se dirigieron a una vivienda de la calle Martín Fierro, tomaron las armas y regresaron al lugar, esta vez en dos autos, uno de los cuales habría sido contratado en una remisería de la zona. Ninguno de los amigos de Rodrigo pudo identificar a alguno de los atacantes porque estaban vestidos con gorros y ropa holgada.

Hasta el momento, los padres de la víctima se muestran conformes con el trabajo de la Doctora Borneo, fiscal que lleva adelante la causa. “Los delincuentes ya están identificados y son de la zona. Ya tienen pedido de captura. Además hay gente involucrada que estuvo presa en Olmos”, agrega Javier.

Rodrigo tenía 21 años y era el menor de tres hermanos. Había dejado el segundo año del profesorado de Educación Física en Lomas de Zamora para comenzar a trabajar en una óptica. Su familia, oriunda de Santa Clara del Mar, reside en Burzaco desde 1996. Solo la justicia podrá mitigar en parte, la ausencia de alguien que se fue antes de tiempo y permitir que la memoria de Rodrigo y la dignidad de quienes luchan porque su muerte se esclarezca, descansen en paz.

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